El primer vuelo del colibrí
El primer vuelo del colibrí
Entre cables sueltos, prototipos y largos días de trabajo, una escudería del Club de Mecatrónica ha despegado con fuerza propia. Su capitán Ricardo Rivadeneyra y sus compañeros tienen una misión especial: representar a la Facultad de Estudios Superiores Aragón en el Mundial de CanSat, que se celebrará el próximo 24 de mayo en Ciudad Universitaria.
El nombre de esta escudería es “Colibrí”, no es una coincidencia pues para Ricardo esta ave representa el espíritu con el que nació Hachidori para recordarnos que el colibrí es un animal resiliente, veloz y que nunca se rinde.
El CanSat de Hachidori ha sido diseñado para cumplir una misión simulada: ser lanzado desde un dron a 500 metros de altura y transmitir datos en tiempo real.
Para lograrlo, el equipo ha incorporado sensores de temperatura, presión, acelerómetros y concentración de CO², todos integrados a través de una tarjeta Arduino y conectados a un sistema de telemetría vía radiofrecuencia.
El satélite debe contar con forma de prisma, con las medidas de 8 por 8 cm y 20 centímetros de altura, lo que implica un reto para la escudería en cuestión de organización y precisión.
La estación en tierra (Ground Station) es una parte esencial del proyecto CanSat, ya que permite la recepción, visualización y registro en tiempo real de los datos que transmite el satélite durante su descenso, gracias al módulo receptor asegurado, antena montable, laptop o tablet conectada, cables y fuente ordenados, etiquetas claras para cada puerto y conexión.
El equipo se desglosa en las siguientes áreas: mecánica a cargo del capitán Ricardo Rivadeneyra, programación liderada por el sub capitán Ángel García estudiante de ingeniería eléctrica electrónica y Fabián Vázquez estudiante de ingeniería en computación, Anelis Salazar responsable de manufactura y alumna de la carrera de Diseño industrial, Ricardo Martínez a cargo de electrónica y también perteneciente a la carrera de eléctrica electrónica, Joel Montejo, encargado de sistemas e integración y pruebas, Gabriel Rivas en el apartado de programación.
Ricardo Rivadeneyra no se define como un líder tradicional. Su forma de guiar al equipo ha sido más horizontal, priorizando el diálogo, el aprendizaje compartido y la construcción de confianza, “lo que sea que hicieran, van a tener la noción de que están aprendiendo algo”.
Esa forma de trabajar ha forjado un equipo cohesionado, en el que cada integrante tiene voz y responsabilidad.
Por lo que él agradece al paro de labores hace un mes en la FES Aragón , pues le permitió al equipo tener más acercamiento y un trabajo fluido, pues gracias a su horario de clases era poca la organización y comunicación que se tenía en el laboratorio del Club de Mecatrónica.
Con el 24 de mayo cada vez más cerca, Hachidori afina los últimos detalles de su prototipo. Ensayan lanzamientos, simulan fallas, prueban telemetría. Saben que el camino apenas comienza y que, pase lo que pase en la competencia, ya lograron algo grande: construir conocimiento, comunidad y confianza. Y así, con motores pequeños pero ideales gigantes, Hachidori se alista para volar alto. Porque aunque es su primera vez en una competencia, su determinación ya los ha convertido en un símbolo de lo que es posible lograr con pasión, inteligencia y resiliencia.
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